Depresión

¿Qué hacer?

Es normal que en ocasiones nos sintamos tristes y desalentados sobre todo después de cambios repentinos, peleas, procesos de duelo o decepciones. Sin embargo, cuando existe una tristeza prolongada en el tiempo (semanas, meses) que afecta nuestra rutina, genera cambios de apetito o impide que realicemos actividades de disfrute,  podemos hablar de la aparición de una depresión.

Cuando la depresión llega, no siempre es visible, de hecho es bastante escurridiza. A pesar de estar siempre presente, en ocasiones se esconde de tal forma que por periodos la dejamos de percibir (en nosotros mismos o los demás). Sin embargo, tarde o temprano muestra su cara obscura que paraliza, adormece, estanca.

¿Qué hacer  entonces cuando notamos  la depresión en nosotros o en alguna persona que queremos?

Lo primero que podemos hacer en ambos casos es comprender que en la depresión existe un componente relacional y que no es solamente un elemento aislado que está dentro de nosotros o de otra persona.

Si la descubrimos en algún ser querido, es más útil escuchar y acompañar que intentar dar soluciones o consejos. Podemos también empatizar e informarnos más sobre el tema evitando frases del tipo: “Si de verdad quisieras, podrías salir de esta situación”, “No es tan difícil”, “Ya verás que se te pasará pronto”, “Solo quieres evitar responsabilidades”, etc.

Si la descubrimos en nosotros mismos, es importante evitar juzgarnos negativamente, incrementar dentro de lo posible nuestros niveles de serotonina (hacer un poco de ejercicio ligero, incluir vegetales y legumbres en la alimentación, buscar lugares soleados o con mucha luz natural) así como buscar ayuda profesional. La terapia es una herramienta indispensable para deshacerse completamente de la depresión, siendo útil también en aquellos casos en los que se trata solamente de una tristeza intensa pero pasajera.