Fenómenos sociales como el turismo, la emigración y la globalización han facilitado que dos personas con distinto bagaje cultural se atraigan y decidan conformar una pareja.
No es una sorpresa que en la mayoría de estas parejas la curiosidad juegue un papel importante ya que dicha atracción se basa precisamente en la diferencia.
Descubrir un “mundo nuevo” es excitante y enriquece la experiencia, sin embargo, pocas veces se reflexiona sobre el reto que supondrá relacionarse con una persona con códigos diferentes a los nuestros. Los malentendidos suelen ser comunes y si no se llegan a clarificar pueden derivar en fuertes peleas y discusiones.
Para evitar dichos malentendidos es necesario que ambos miembros de la pareja identifiquen y respeten los códigos del otro: su manera de ver las cosas y de comunicarse, sus rituales familiares, valores, percepciones en cuanto a lo correcto e incorrecto, etc.
Así también es importante que posean cierto grado de flexibilidad para que puedan incorporar aquellos códigos que son importantes y modificar los que puedan resultar ofensivos.
Las parejas interculturales pueden beneficiarse de la terapia para solucionar conflictos, aclarar malentendidos y transformar el rechazo en comprensión.