La cuarentena supone un gran reto para toda relación ya que pone a prueba su adaptabilidad, esa capacidad que tienen las parejas para ajustarse a nuevas circunstancias.
Una pareja flexible tendrá mayor facilidad para re-negociar y actualizar acuerdos en relación con la convivencia, las tareas, los roles y las responsabilidades.
Esto es porque las crisis y los cambios van de la mano y es necesario dicho proceso de acomodación mutua. En caso contrario, las crisis pueden extremar problemas previos y en muchas ocasiones ser la “gota que derrama el vaso”.
La cuarentena puede ser entonces una catapulta a un mayor bienestar o el inicio de un ciclo de peleas interminables.
Algunos aspectos básicos de la comunicación que conviene recordar sobre todo en estos momentos y alguna que otra sugerencia:
- Prevé para que no tengas que lamentar después. La mejor herramienta es la prevención, es mucho más fácil evitar un conflicto, que solucionar uno que ya está puesto en marcha. Importante que recuerdes que los conflictos serán inevitables pero que anticiparte a algunos de ellos te ayudará a sobrellevar la cuarentena de mejor manera.
- Céntrate en los cambios que tu puedes hacer. Sé consciente de que no tienes el poder de cambiar al otro pero que cambiando uno mismo, sí que se pueden generar respuestas diferentes en la pareja.
- Conserva un espacio personal. Reserva un tiempo para realizar actividades que disfrutes en soledad, esto ayuda a ampliar la perspectiva y a renovar el afecto a través de la distancia. En la medida de lo posible, durante la cuarentena, que las actividades sean en un espacio físico diferente también.
- Sé consciente de que comunicamos en todo momento. Cuida que tu lenguage verbal y no verbal coincidan para evitar dar mensajes contradictorios.
- Evita las generalizaciones en tu comunicación. Las palabras “siempre” o “nunca” sesgan la realidad y son como pequeñas piedras que van generando obstaculos para el diálogo.
- Escucha sin juicio las necesidades, preocupaciones y sentimientos de tu pareja. La cuarentena puede ser una gran oportunidad para dialogar y reconectar con el otro. Recuerda que todos los sentimientos son válidos y aunque no correspondan con nuestra expectativa, es importante no cuestionarlos.
- Haz uso de la asertividad para expresar tus necesidades. Detrás de cada queja dirigida a nuestra pareja hay una necesidad nuestra que no estamos identificando o expresando. Recuerda hacerlo con la fórmula: hecho-emoción-acción a futuro. Por ejemplo, la queja “Otra vez se te olvidó guardar la ropa limpia”, puede cambiarse por “Veo que la ropa sigue afuera, me siento desbordada (o), necesito que me ayudes con esas tareas”
- Pregunta. Evita suponer que sabes todo lo que piensa o siente tu pareja. No caigas en la tentación de atribuir significados a lo que el otro dice o creas que puedes “leer su mente”.
- Elige los momentos adecuados para las negociaciones o toma de decisiones. No lo intentes cuando se ha desatado una pelea o cuando tu pareja se encuentra concentrada en otra actividad.
- Neutraliza el rencor después de cada conflicto. El rencor puede crecer con cada pelea no disuelta por lo que, si has herido a tu pareja, intenta reparar el daño con un gesto positivo simbólico; o si eres el herido, ofrece una nueva oportunidad sin imponer a tu pareja penitencias eternas o condiciones imposibles de cumplir.
- Valora a tu pareja. Sobre todo cuando hay una acumulación grande de rencor, se tiende a ver a la pareja como un gran “monstruo”. Recuerda que tuviste razones sensatas para enamorarte de él o de ella y recuérdalas. Piensa que muchas parejas no pueden estar juntas en estos momentos y aprecia la oportunidad que tienes.
- Diviértete con tu pareja. Es importante que además de los momentos personales, se compartan actividades de pareja que dejen un “buen sabor de boca”. Recuerda dar muestras de cariño y plantéate cómo quieres recordar este tiempo de cuarentena que han pasado juntos en un futuro.
- Procura tener 5 momentos positivos por cada negativo con tu pareja. Como se menciona en el primer punto, los conflictos son inevitables, así que intentar ocultarlos o no reconocerlos no los resuelve; lo importante es que se den, pero que a la par existan más elementos positivos que los neutralicen.
- Se paciente. Si has atendido a los puntos anteriores y no ves resultados inmediatos, se paciente, ya que las consecuencias positivas que han tenido tus acciones pueden tardar en manifestarse.
- Si los conflictos escalan a la violencia, sientes miedo o que tu vida está en peligro, siempre busca ayuda de un profesional y llama a los teléfonos de asistencia. Recuerda que la violencia es intolerable e incompatible con cualquier proyecto de vida en común.