Personas Altamente Sensibles y Personas Narcisistas, una atracción peligrosa.

Es importante aclarar que cuando hablo de las personas altamente sensibles y de las personas narcisistas (con transtorno narcisista de la personalidad) me refiero a aquellas personas (indistintamente de su sexo) que poseen el rasgo como tal y no a aquellas que puedan presentar ciertas “tendencias”.

Por tanto, la alta sensibilidad o el narcisismo, se encuentran presentes en todas las áreas de la persona y en todas sus relaciones sociales. Es decir, una persona narcisista será narcisista con todos y una persona altamente sensible será sensible con todos también, aunque en ocasiones y por distintas razones, los rasgos se pueden enmascarar.

Es necesario destacar también, que el narcisismo es un trastorno de la personalidad, mientras que la alta sensibilidad es un rasgo temperamental saludable.

Para recordar, las personas altamente sensibles poseen una profunidad de pensamiento y una intensidad emocional mayor, son empáticas, con facilidad para observar los detalles y cualidades de otras personas; sus mayores dificultades se relacionan con los límites y la expresión de opiniones o necesidades propias. Suelen evitar los conflictos de todo tipo y se abruman fácilmente. (Más información en el post de este mismo blog titulado “Personas Altamente Sensibles”)

Por su parte, los narcisistas son personas que se admiran a sí mismas, creen nunca equivocarse y piensan solo en su necesidades, no solicitan ayuda ya que no creen necesitarla, son egoistas, sin ningún interés por las emociones o gustos de las otras personas a quienes suelen utilizar para un beneficio personal. Recurren fácilmente a la manipulación y a la culpabilización.

Al ser polos opuestos, la atracción entre estas personas tan diferentes se da como un imán. La persona narcisista busca alguien que permanezca a su lado de forma constante, que se preocupe de sus necesidades, que no genere conflictos y llene de halagos. Por su parte, la persona altamente sensible cae en el juego relacional cuando considera que puede ayudarle o hacerle algún bien.

Sin embargo, la relación que se establece es siempre complementaria, no desde la igualdad sino desde la autoridad, de aquí su peligrosidad. La persona narcisista se instaura en un pedestal dejando a la persona altamente sensible siempre por debajo, impidiendo que desarrolle sus capacidades.

Al ser una relación rígida y complementaria, la negociación es imposible, así pues, pueden surgir episodios violentos en donde la persona narcisista quiera zanjar una pelea sabiendo que su pareja altamente sensible hará lo que pide para evitar el conflicto.

Lo anterior, sumado a la baja autoestima de ambos, genera el caldo de cultivo propicio para que se instaure una relación de codependencia. Y así, como cada uno puede enmascarar su rasgo frente a otras personas, este juego relacional queda también enmascarado y enquistado en el interior de la pareja, siendo difícil de detectar desde el exterior.

Eventualmente y si la relación de pareja se prolonga en el tiempo, la persona altamente sensible experimentará un gran agotamiento, sufrimiento e insatisfacción que puede motivarla a pedir ayuda. En este caso, lo más recomendable es distanciarse de la persona narcisista y buscar recursos personales, sociales y sobre todo terapéuticos.