La meditación

Del latín meditatĭo, palabra que hace referencia a un tipo de ejercicio intelectual, la meditación es ante todo una práctica relacionada con dirigir la atención a nuestro interior, a nuestro cuerpo (respiracion y sensaciones) así como a nuestras emociones y pensamientos.

Implica hacer una pausa para focalizar la mente y abrir un espacio al encuentro con uno mismo. Estar presentes y observarnos sin juicios nos ayuda a ser más conscientes de cómo solemos reaccionar ante las experiencias y a poder transformar dicha reacción, muchas veces impulsiva o automática, en una respuesta, es decir, en algo que hemos decidido hacer. Es este cambio de perspectiva una de las más valiosas aportaciones de la meditación que hacen que sus beneficios físicos, cognitivos y psicológicos se trasladen a la vida cotidiana y persistan durante todo el día.

Es interesante conocer cómo el entrenamiento y la práctica habitual de la meditación favorece la función sináptica o comunicación entre las neuronas y genera cambios importantes en la estructura física del cerebro: disminuye el tamaño de la amígdala, área relacionada con el miedo, el estrés o la ansiedad; al mismo tiempo que densifica la materia gris de la corteza cerebral que desempeña un papel importante en la atención, introspección y creatividad. La ínsula también se ve modificada, apareciendo una mayor activación en esta zona encargada de la consciencia corporal y la empatía.

Hay diferentes tipos de meditación (mindfulnes, budista, trascendental, mantra, etc) cada uno con técnicas específicas, sin embargo, todos aportan los siguientes beneficios:

  1. Mayor claridad y autoconocimiento.
  2. Mayor regulación emocional.
  3. Mayor capacidad de introspección.
  4. Mayor capacidad de memoria y aprendizaje.
  5. Mayor creatividad.
  6. Mayor empatía.
  7. Reducción del estrés y riesgo de depresión.
  8. Mayor capacidad de concentración y menor desgaste mental.
  9. Reducción del dolor y procesos inflamatorios.
  10. Mejora del sistema inmune.
  11. Aumento de sensación de bienestar y paz interior.
  12. Frena el proceso de deterioro cognitivo asociado con la edad.

Para hacer de la meditación un hábito sólo se requiere reservar unos cuantos minutos al día y elegir algún tipo de meditación. Al ser una práctica flexible, la duración y la frecuencia pueden variar, lo mejor es empezar de a poco e ir probando para encontrar la fórmula que mejor vaya contigo.

¿Quieres meditar?
Si estás pensando en iniciarte en esta práctica, unirte a una clase con otras personas y de la mano de un guía profesional puede ser de gran ayuda para motivarte y acelerar tu proceso de aprendizaje.

Si no sabes a quién acudir o necesitas más información, te recomiendo a Mariana García, es experta en meditación y actualmente dirige grupos tanto online como presenciales en Barcelona:

@mariana_garcia_pitol

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